Paciencia y tiempo, los guerreros de Milei

(Mario Albera) De salida, el gobierno de Alberto, Cristina y Massa aumentó el precio de las naftas un 30%. El canal paraoficial Canal5N lo celebró como una muestra de lo que se viene en el gobierno de Javier Milei: liberación de tarifas y combustibles. Es cierto: un litro de agua mineral no puede costar más que un litro de nafta. Un jeans fabricado en un taller clandestino no puede triplicar el costo de una boleta de luz, agua o gas. Un kilo de arroz o de yerba a 2 mil pesos hambrea. 

La distorsión de precios relativos que hereda el nuevo gobierno es total. Todos los precios pisados, congelados, subsidiados por el cuarto gobierno kirchnerista. Tanta basura debajo de la alfombra emerge alguna vez. Y todo esto con pesos sobrantes en la economía fogoneando la inflación. Rematado con reservas negativas en el Central por 15 mil millones de dólares. 

El sinceramiento de los precios de la economía se impone por necesidad. El Estado benefactor que te da un peso en subsidio y te roba dos por impuesto inflacionario está agotado. Hay un consenso generalizado entre votantes y economistas -incluso opositores- que el control de precios fracasó y que el descontrol de precios demanda un orden fiscal. Cómo se instrumentará ese orden, es una incógnita a develarse en las próximas horas. Si será de un saque (shock) o gradual, es la cuestión. La verdad de la milanesa es que la vida costará más cara porque la inflación reprimida este último año, en que Massa emitió a mansalva para financiar su alocada candidatura presidencial, se manifestará salvajemente con altos índices en el costo de vida. 

“Es muy impresionante observar que quienes no se quejaban de los desequilibrios acumulados (que se habían vuelto ostensiblemente insostenibles), se quejen de los costos que produce corregir esos desequilibrios. Si no dejamos atrás la etapa preadolescente, no salimos mas”, escribió en su cuenta de X el politólogo y director de la consultora Synopsis, Lucas Romero. Se refiere a los sindicatos y organizaciones sociales que durante cuatro años avalaron con un silencio cómplice la dilapidación de los ingresos formales e informales por la inflación. 

León Tolstói escribió que “los dos guerreros más poderosos son la paciencia y el tiempo”.  Los votantes de Javier Milei deberán tener el coraje de guardar paciencia frente a las reformas y anuncios por venir. Si la motosierra del gasto público es razonable, será digerible. Por su parte el presidente electo deberá administrar la ansiedad  para que el tiempo sea un aliado silencioso y no un obstáculo estridente hacia el progreso. Paciencia y tiempo confluirán armoniosamente si a Milei le va bien porque, al fin de cuentas, al libertario lo juzgarán los resultados. Si es así, las piedras a recibir serán solo una anécdota. 

 

 

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