Perpetuidad de un partido único o cambio incierto

(Mario Albera) El 19 de noviembre los argentinos volverán a las urnas para elegir al próximo presidente del periodo 2023-2027

La definición se centra entre dos contendientes: el candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa, y el candidato de La Libertad Avanza, Javier Milei.

Ambos fueron los más votados en la elección general del 22 de octubre, pero ninguno obtuvo el mínimo de votos prestablecidos para ganar en primera vuelta. Por eso hay balotaje, o sea segunda vuelta.

Massa ganó con el 36,78 por ciento (9,8 millones de votos) y Milei se ubicó segundo con el 29,99 por ciento (8 millones de votos)

Las elecciones vienen marcadas por la sorpresa. En la elección primaria o Paso, sorprendió Milei con su triunfo. Pero Massa dio el batacazo en la general de octubre.

En juego

La elección pone en juego dos supuestos modelos de país.

Massa propone la continuidad de un modelo con el Estado como ordenador de la economía, productivista y de expansión del gasto público como motor del consumo. Un modelo que hasta ahora cierra con inflación, pobreza y desabastecimiento de insumos. Las colas de autos en las estaciones de servicio por conseguir un litro de nafta fue una postal venezolana.     

La elección de Massa significaría la perpetuidad de un régimen político que gobernó la Argentina en 16 de los últimos 20 años. “Un régimen populista y mafioso”, denuncia la oposición en momento en que explota un nuevo escándalo de espionaje ilegal contra jueces, políticos y periodistas, en el corazón del kirchnerismo.    

Con Cristina Kirchner corrida de la escena, puesto que dejará de ser vicepresidenta en diciembre Massa se propone como lo nuevo, como el “postkirchnerismo”. Nada de sospechar en un “doble comando”, en ser un nuevo Alberto Fernández. 

Milei, por el contrario, propone una reforma del Estado, un fuerte recorte del gasto público y un plan de estabilización monetaria para frenar la inflación. Confía más en el mercado como ordenador de la economía.  

La victoria del libertario significaría un cambio alternativo y, como todo cambio, genera incertidumbre y abre interrogantes sobre la gobernabilidad y paz social de un gobierno suyo. Sindicalistas, intelectuales, curas, universitarios, científicos, clubes de AFA, piqueteros… la Argentina corporativa, ya salió a marcarle la cancha con advertencias de conflicto.  

Además de su lenguaje técnico, otra dificultad en Milei está en convencer por qué una sociedad más libre respecto al Estado redundaría -por añadidura- en un bienestar socioeconómico para todos y todas.   

Gane quien gane en noviembre, el mercado anticipa para los próximos meses una “economía de guerra”: más inflación, devaluación y ajuste de las cuentas públicas. Milei propone “motosierra”; Massa, déficit cero para 2024. 

Miedo

Massa ha basado su campaña en meterle miedo a la población diciendo que con Milei como presidente la vida saldrá más cara. La nafta y el transporte, por ejemplo. Dice que Milei “viene por tus derechos”.

Afirma que las propuestas del libertario son “un salto al vacío”, y que las suyas garantizan previsibilidad y gobernabilidad. En un punto es cierto: pese a la hecatombe económica, la CGT no le realizó un solo paro al cuarto gobierno kirchnerista. 

Como ministro de Economía, Massa usa la caja del Estado nacional para hacer campaña y repartir dinero a la población para sumar voluntades. Con el plan “Platita”, habría gastado el equivalente al 3 por ciento del PBI para captar votos. No es ético y es abusivo en democracia ordeñar la “teta del Estado” para obtener un beneficio personal.   

Milei, por su parte, dice que Massa “es el jefe de la casta”, de un “gobierno kirchnerista decadente y de ladrones”. “Yo no vengo por los derechos de la gente, sino por los privilegios de los políticos”, se diferencia.

Tras la elección general, Milei recibió el apoyo de Patricia Bullrich y el expresidente Mauricio Macri. Los analistas dicen que este apoyo mejoras sus chances electorales y le aporta equipo al libertario. Aunque desdibuja su perfil ultraderechista y contestatario de la “casta” en general.   

Bullrich (Juntos por el Cambio) salió tercera en la elección con el 23,81 por ciento, y los 6,3 millones de votos conseguidos pueden ser decisivos para una victoria del libertario en el balotaje. También lo puede ser Córdoba, como lo fue en el balotaje del 2015. Schiaretti sacó casi 1,8 millones de votos que expresan el cambio. “El gobierno kirchnerista de Sergio Massa”, disparó el Gringo, quien desconfía de las pretensiones de autonomía del candidato de Unión por la Patria respecto a la injerencia de Cristina. 

Milei insiste con su proyecto dolarizador sin dólares y cerrar el Banco Central para erradicar la inflación que destruye el poder adquisitivo de los argentinos. Según el Indec, la inflación en alimentos y bebidas acumulada en el gobierno de Alberto Fernández, Cristina y Massa, suma 806 por ciento. Esto revela el fracaso del control de precios: ni justos ni cuidados. 

Personalidad

Otro aspecto de la campaña del miedo de Massa es decir que Milei no está en su sano juicio para gobernar el país.

El candidato de La Libertad Avanza es atacado por su extravagancia, carácter temperamental y su supuesto desequilibrio emocional mostrado en público.

También es atacado por expresar ideas filosóficas vinculadas a la libre venta de órganos y la portación libre de armas. Para desmentir las acusaciones, Milei recita una definición del liberalismo proporcionada por Alberto Benegas Lynch hijo. “El liberalismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo basado en el principio de no agresión y en defensa del derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad“, afirma.

Para sus críticos, “es un peligro para la democracia”, sobre todo por las postura negacionista de la dictadura militar expuesta por la compañera de fórmula de Milei, Victoria Villarruel. 

Pero como dice Macri, en su defensa: “Milei no gobernó, no robó y no miente como Massa”. Y si bien reconoce que “es una incógnita” cómo gobernaría, subraya que “es una incógnita que puede resultar un cambio positivo para el país”.

En conclusión

Milei expresa el voto bronca a lo conocido. Y Massa, el voto miedo al libertario. El que prevalezca ganará la elección. En el medio, están los indecisos que votarán en blanco o no asistirán a las urnas, y cuya incidencia también pueden inclinar la balanza -hoy equilibrada- para un lado o para el otro. 

 

 

 

 

 

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