Sergio Tomás Massa: ¡Genio!
(Mario Albera) Sergio Tomás Massa ha decidido quemar las naves, luchar por un objetivo hasta el final, suceda lo que suceda. No importa si incendia la inflación en el país emitiendo pesos en abundancia para incentivar el consumo de los argentinos y mitigar el efecto de la devaluación post Paso. El ministro-candidato ha resuelto encender la mecha sin medir las consecuencias.
¿El objetivo? Mantener competitivo electoralmente al PJ (hoy reciclado en Unión por la Patria) para tener chances de ingresar al balotaje el 22 de octubre, cuando se disputen las generales. Las primarias dejaron un escenario estrecho: La Libertad Avanza (Javier Milei) obtuvo el 29,86 por ciento (7.352.244 votos). Juntos por el Cambio (Patricia Bullrich) sumó entre sus dos postulantes 28 por ciento (6.895.941 votos). Y Unión por la Patria, 27,28 por ciento (6.719.042 votos). Puede pasar cualquier cosa.
“La victoria está cerca”, vaticinó ayer Massa desde Ensenada, inyectando su optimismo ancestral entre el electorado. La tendencia mayoritaria de las encuestas que Clarín publica a diario ubican a Milei y a Massa en un balotaje el 19 de noviembre, con la aclaración de la probabilidad de un batacazo en primera vuelta del libertario. Aparentemente, Bullrich no repunta, su mensaje del orden no entusiasma al electorado. Además, un balotaje disputado entre dos fuerzas opositoras sería otra rareza argentina.
Massa suele dirigirse a los otros con el latiguillo de “genio”. Pero genio es él que ha logrado reciclarse en política (era un furioso antikirchnerista y prometía encarcelar a los “ñoquis” de La Cámpora) y posicionar al cuarto gobierno kirchnerista en carrera electoral. Con todos los indicadores en contra: récord de inflación, récord de pobreza, récord de devaluación, récord de reservas negativas en el Central, récord de déficit fiscal y récord de riesgo país. En fin. No mejoró ninguno de los indicadores económicos heredados del “horrible” (Cristina Kirchner dixit) gobierno de Mauricio Macri. Tiene la virtud de preparar el terreno para la motosierra.
¿Y cómo lo hizo? Usando la billetera del tesoro, usufructuando de su condición de ministro de Economía de la Nación. “Massa se hace el Papá Noel con plata que no es del Estado nacional, sino de todas las provincias”, lo criticó el candidato de Hacemos por Nuestro País, Juan Schiaretti, quien también se apalanca en el aparato estatal provincial para fortalecer sus remotas chances de ser presidente. Lavoz.com.ar informó el domingo que “En campaña: Schiaretti reforzó la ayuda social por $ 70 mil millones”.
Pero la caja de Massa es mayor e incomparable. Repartió bonos para todos: trabajadores formales, informales, jubilados y beneficiarios de prestaciones sociales. Y anunció devoluciones de impuestos con un costo fiscal de entre dos y tres billones de pesos. Todos son más pesos para la base monetaria. Lo que el Estado regala por un lado, lo quita vía impuesto inflacionario por el otro. Es un círculo vicioso; más combustible para un índice de precios mensual de dos dígitos y anual, de tres. Desde la previa a la Convertibilidad de los noventa que no se veían estos guarismos.
El columnista de Clarín, Alejandro Borensztein (hijo del legendario humorista “Tato”) llama al candidato oficialista “Sergio Tomás Copperfield”, por el ilusionista estadounidense considerado uno de los mejores en su género y un pionero en la magia moderna. Anticipan que en el primer debate presidencial de este domingo Massa sacará otro conejo de su galera: el nombre de su ministro de economía en caso de un eventual gobierno suyo. No reconoce al gobierno del ninguneado Alberto como tal y se refiere cínicamente al mismo como un opositor.
“La Argentina es un enfermo en recuperación”, dice ahora, y como buen ilusionista, busca hacernos creer que posee el remedio de la enfermedad que ayudó a inocular. “No es con recorte y motosierra, es conmigo”, afirma cual salvador. Propone el otorgamiento de un cheque en blanco, otro salto al vacío. ¡Genio!