Triste, solitario y final: ¡Hasta nunca, Alberto!

Última cadena nacional del presidente saliente Alberto Fernández. Casi 33 minutos de bostezo. Totalmente disociado, pintó una realidad rosa que el común de los mortales no vemos al decir que con su gestión la economía creció y mejoró. Reconoció que no pudo fortalecer el ingreso y bajar la inflación y la pobreza, que crecieron vertiginosamente. “Las circunstancias y el contexto no nos acompañaron”, argumentó, y volvió al “Ah, pero Macri” y el préstamo del FMI, el eterno chivo expiatorio para exculparse de su ineficacia. Alberto no pudo, no supo, no quiso ser un presidente en serio. En su gobierno, prevaleció el doble comando: por la injerencia decisiva de Cristina Kirchner, el verdadero poder en las sombras, y luego por la irrupción de Sergio Massa ejerciendo de facto la presidencia. Los tres juntos consumaron la derrota histórica del peronismo el 19 de noviembre pasado, cuando el pueblo consagró presidente a Javier Milei. Triste, solitario y final, Alberto termina yéndose como el presidente que no fue. ¡Hasta nunca!