Cobran auge los servicios de seguridad privada en barrios abiertos

Vecinos de Smata y Los Olmos contrataron un servicio de seguridad privado para disuadir el delito.

 En la zona sur, este servicio está en auge y lo ofrecen empresas formales e informales.

Los barrios Smata I, Smata II y Los Olmos, son los últimos en contratar servicios de este tipo para paliar la inseguridad ciudadana.

“Hoy me despierto a la mañana y no tengo ningún mensaje en el grupo de whatsapp de que le hayan robado a alguien”, comenta  Lorena “Guada” Ferreyra, una de las vecinas impulsoras de contratar el servicio para barrio Smata I.

“Dos meses antes, siempre amanecíamos con un robo: le robaron la rueda del auto a tal, le rompieron el vidrio a tal, lo arrebataron a tal. ¡Se estaban ensañando mal con el barrio!”, manifiesta Ferreyra contenta con la eficacia del servicio.

La gota que rebalsó el vaso vecinal fue el sábado 10 de julio cuando en plena final de Argentina contra Brasil por la copa América le desvalijaron la casa a su vecina, sin que nadie lo advirtiera. Todos estaban concentrados en el partido, menos los malvivientes.

“También en agosto le robaron el cero kilómetro a una chica que vive frente a la plaza y le hicieron destrozos en la casa”, describe Lorena los hechos que justificaron la contratación del servicio.

“Una cosa es el arrebato en la calle pero otra es que entren a tu casa, te la vacíen y que nadie vea nada. Fue ahí donde dijimos que teníamos que hacer algo para parar esto”, agrega Lorena, sobre el momento bisagra de la decisión.

Hoy cuentan con un servicio de seguridad de 24 horas con guardias patrullando las calles del barrio constantemente en motocicletas. También se colocaron garitas en lugares estratégicos.

Cada vecino paga por ese servicio 3.600 pesos mensuales, pero Lorena comenta que el costo disminuye a medida que se sumen más vecinos. Hay margen para eso porque de 500 viviendas que hay en Smata 1, por ahora pagan unas 130.

“Hace dos meses que está la guardia y ya notas que hay menos entradas de motos, carreros, de todo”, dice Lorena. Tampoco es la panacea. “Por supuesto que ocurrieron situaciones sospechosas pero la guardia las disuadió”, agrega la referente.

Prevención

Los guardias no portan armas. ”Nuestra tarea es solo de prevención y disuasión y cuando vemos algo sospechoso ahí nomás llamamos a la Policía”, cuenta el responsable de una de las empresas haciendo reserva de su nombre.

“Le damos una gran mano a la Policía”, agrega la fuente, quien cuenta que cuando empezaron, hace diez años, eran dos personas y ahora son treinta guardias.

“Cuidamos al vecino cuando tiene que sacar o entrar el auto, acompañar al hijo hasta la parada de colectivo, o cuando te tocan el timbre a la madrugada, estamos para todo”, cuenta.

“Yo los llamo cuando tengo que ir a la parada de colectivo”, reconoce Lorena, quien como la mayoría vive en un barrio de clase media trabajadora.

Además de rejas, alarmas hogareñas y comunitarias, perros guardianes, pólizas hogareñas, los vecinos tienen que organizarse y movilizarse para auto cuidarse con medidas como estas que apuntan a la prevención del delito.

“Si no contás con la seguridad pública para protegerte, tenés que procurarte una seguridad barrial”, dice Lorena al final de la entrevista.

Además de Los Olmos, Smata I y II, el servicio también se presta en Parque Capital Sur.

Nota principal publicada en la edición gráfica de diciembre de La Décima. 

 

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