Sufre un traumatismo de cráneo al caérsele el tronco de un viejo árbol del UPAS 23

Tremenda impotencia es la que siente por estas horas un joven padre de Villa El Libertador, de la calle Barranquilla 5769, que resultó seriamente lesionado al caérsele encima el tronco de un añoso árbol ubicado en el patio del UPAS 23.

Darío Reynoso se comunicó con La Décima para manifestar su hartazgo y denunciar los daños y perjuicios que padece como vecino del dispensario municipal.

“Hoy martes 20 de abril, por tercera vez, volvemos a tener problema con el dispensario UPAS 23”, empezó el mensaje enviado al periódico.

“El dispensario -relató- esta ubicado al lado de mi casa y desde que se inauguró, jamás cortaron ni podaron los árboles que prácticamente caen para el patio de mi hogar donde juegan y estudian mis hijos”, describe el vecino, y pasa a contar los distintos percances padecidos.

“En la primera ocasión se cayó medio árbol rompiendo la medianera de block y me rompió la pileta familiar, de la cual nadie se hizo cargo; después, una rama de seis metros cayó al patio y tampoco nadie dio la cara; y hoy a las dos de la tarde cayó otro pedazo de rama y cuando subo a limpiar y al tratar de sacar las ramas, un tronco de casi tres metros de largo se me cayó en la cabeza”, detalla Reynoso.

Se desmaya, se repone y empieza a deambular por distintos nosocomios para ser atendido hasta que termina en el hospital de Urgencias, donde le diagnostican traumatismo de cráneo y una “seria contusión en el oído”. No obstante dijo que nadie pudo revisarle el oído aún porque en el hospital municipal le ofrecieron turno recién para dos semanas y tampoco tiene dinero para una consulta privada.

El árbol tiene varios metros de altura y una profusa copa con gruesas y pesadas ramas inclinadas en forma amenazante sobre el patio del vecino. Al momento de la visita al lugar, el dispensario lucía cerrado, sin vida.

“Es injusto que nadie se haga cargo de esto y que yo no pueda salir a trabajar”, comenta Reynoso. “Estoy cansado y pido ayuda para que se haga justicia y termine siendo yo el malo de la película”, dice.

(La casa de Darío y contigua a la misma, el UPAS 23 con el viejo árbol como amenaza constante)

 

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